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En el mundo de la ciberseguridad escasean los talentos necesarios para cubrir los puestos vacantes
Post originalmente compartido vía Forbes Business Council
No es ningún secreto que, a medida que las empresas revisan los planes de vuelta al trabajo y cambian permanentemente su plantilla a distancia tras la pandemia de coronavirus, también han aumentado exponencialmente su vulnerabilidad a los ciberataques. En 2020, el ciberataque medio costó a las organizaciones 3,86 millones de dólares.
En un mundo que se está digitalizando rápidamente, los ciberdelincuentes no dejan de subir la apuesta en sus tácticas. Los empleados son la mayor vulnerabilidad de cualquier empresa a la ciberdelincuencia, y el consiguiente aumento de la ciberdelincuencia ha justificado la necesidad de que las empresas formen adecuadamente a sus empleados e implementen procesos de ciberseguridad sólidos, ya que la tecnología solo puede ser tan ventajosa y eficaz como los mejores empleados de una empresa cuando se trata de la prevención de la ciberdelincuencia.
En otras palabras, la inversión de cualquier empresa en la prevención y concienciación de la ciberdelincuencia no servirá de nada si sus empleados abren un correo electrónico malicioso o acceden a información sensible desde un dispositivo inseguro.
La mayoría de los cursos de concienciación sobre ciberseguridad en las empresas tienden a dar a los empleados una visión general de alto nivel sobre la ciberseguridad, identificando los términos clave y destacando los tipos más comunes de hackeo. Aunque es importante, cubrir la línea de base de los correos electrónicos sospechosos y las actualizaciones de los cortafuegos no es suficiente para formar adecuadamente a los empleados ni para que sea una inversión rentable para las organizaciones.
Las formaciones puntuales sin elementos interactivos no conseguirán involucrar del todo a los empleados y, a su vez, tampoco les prepararán del todo para reconocer los nuevos y continuos tipos de ciberamenazas. Además, los empleados no son homogéneos, y las formaciones en ciberseguridad que no ofrecen una variedad de herramientas de aprendizaje no permitirán nunca a los empleados dominar cada nivel de aprendizaje.
Cada vez son más las investigaciones que apuntan a los beneficios del aprendizaje activo en la educación formal en materia de ciberseguridad, y este enfoque podría llegar muy lejos también en el mundo empresarial.
La formación en ciberseguridad que utiliza máquinas virtuales para ofrecer simuladores de laboratorio de habilidades permite una formación práctica. Como director de una empresa que ofrece programas de formación en ciberseguridad y habilidades digitales, he visto de primera mano cómo los entornos de laboratorio interactivos pueden ser un método eficaz para que las empresas evalúen y formen adecuadamente a sus empleados. A la hora de elegir los programas, asegúrese de que los laboratorios de habilidades de formación en ciberseguridad cubren todo, desde la detección de malware y la respuesta a incidentes hasta las evaluaciones de vulnerabilidad y la ciberfiscalidad.
Para que la formación sea más atractiva para los empleados, las empresas deben ser más creativas en la forma de impartirla. Una forma de hacer que el proceso sea más atractivo es centrarse en actividades de modificación del comportamiento que sean relevantes para el puesto real del empleado en la organización.
Esto puede hacerse mediante ejercicios interactivos y actividades adaptadas para mostrar los peligros de la falta de vigilancia en la rutina. Las simulaciones, los simulacros y los ejercicios interactivos son otras formas estupendas de hacer el proceso más atractivo.
Los mejores cursos de concienciación sobre ciberseguridad deben estar disponibles en las instalaciones o en la nube y deben poder adaptarse al nivel de conocimientos de cada empleado. También deben ofrecer una serie de contenidos breves e interactivos, desde cuestionarios hasta vídeos, y proporcionar calificaciones y conocimientos sobre la concienciación general de las organizaciones en materia de ciberseguridad. Al recurrir regularmente a soluciones de primera categoría para la formación y las simulaciones de phishing, las empresas pueden integrar fácilmente herramientas prácticas para medir y mejorar la cultura de seguridad de la organización.
Además de encuestar a los empleados sobre la eficacia de la formación en materia de ciberseguridad, como buena práctica, las empresas también deberían poner a prueba a sus empleados de forma rutinaria con formas de cibercrimen efectivamente difíciles de detectar para evaluar esporádicamente el nivel de conocimientos de su plantilla.
En general, muchas empresas centran sus esfuerzos en fomentar una cultura de concienciación sobre la ciberseguridad, cuando deberían centrar sus esfuerzos en la vigilancia de la ciberseguridad a través del aprendizaje activo. El aprendizaje activo llega a la raíz de las vulnerabilidades de ciberseguridad: el error humano.
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