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Las organizaciones están inundadas de consejos de ciberseguridad, pero ¿cuáles son los más importantes?
Con la creciente digitalización de nuestro mundo, la ciberseguridad se ha convertido en una prioridad absoluta para particulares y empresas. Pero la ciberseguridad no es solo algo de lo que deban preocuparse el ordenador personal y las grandes empresas. Sin embargo, la colisión de cuestiones relacionadas con la ciberseguridad y las ciudades inteligentes es cada vez más preocupante para los municipios de todo el mundo.
Un informe reciente muestra que el tamaño del mercado mundial de las ciudades inteligentes alcanzará los 6.061 millones de dólares en 2030. A medida que los sistemas de las ciudades se conectan, se vuelven más vulnerables a los ciberataques que podrían paralizar las operaciones de la ciudad.
Los ciberdelincuentes podrían inutilizar infraestructuras críticas como los semáforos y los sistemas de agua. Además, hay que tener en cuenta los problemas de privacidad, ya que los sistemas de las ciudades inteligentes recogen datos de todo tipo, desde los patrones de tráfico hasta el uso de la energía.
Entonces, ¿cuáles son algunos de los retos que plantea la integración de la ciberseguridad y las ciudades inteligentes? ¿Y cuáles son las posibles soluciones? Echemos un vistazo más de cerca al mundo de la ciberseguridad y las ciudades inteligentes.
Una ciudad inteligente es una zona urbana que utiliza diferentes tipos de sensores electrónicos de recogida de datos. Los sensores proporcionan información que se utiliza para gestionar los activos y los recursos de forma eficiente.
La información de los sensores de las ciudades inteligentes ayuda a gestionar el tráfico de la ciudad, el suministro de agua, la gestión de residuos y la detección de delitos. Las ciudades inteligentes utilizan el análisis de datos y la inteligencia artificial para tomar mejores decisiones y mejorar la calidad de vida de los residentes.
Aunque la definición de ciudad inteligente varía, el concepto subyacente es que tiene funciones optimizadas. Estas funciones impulsan el crecimiento económico y mejoran la calidad de vida de sus ciudadanos utilizando el análisis de datos y la tecnología inteligente.
Algunas de las características clave de una ciudad inteligente son
Las estadísticas muestran que el 68% de la población mundial vivirá en zonas urbanas en 2050. Este aumento de la densidad de población significa que las ciudades deben encontrar formas de ser más eficientes y habitables. La tecnología de las ciudades inteligentes es una forma de hacerlo.
La ciberseguridad es vital para cualquier tipo de ciudad, pero es especialmente crítica para las ciudades inteligentes. Esto se debe a que las ciudades inteligentes dependen de un alto nivel de conectividad para funcionar correctamente. Hay varios aspectos de ciberseguridad que los municipios deben tener en cuenta.
Los responsables de las ciudades deben tener en cuenta que las infraestructuras críticas de las ciudades inteligentes se enfrentan a la amenaza de ataques sofisticados. Por ejemplo, un ciberdelincuente podría atacar el sistema de gestión del tráfico de una ciudad y provocar un atasco generalizado. Este tipo de ataque podría tener graves repercusiones para la seguridad pública.
Existe el riesgo de que los ciberdelincuentes puedan abusar de las redes de área amplia de baja potencia (LPWAN) y secuestrar la comunicación entre dispositivos. Las LPWAN se utilizan para conectar dispositivos a largas distancias, utilizando muy poca energía. Suelen utilizarse en aplicaciones de ciudades inteligentes, como la gestión del agua y los residuos.
Los expertos en ciberseguridad han descubierto que es posible aprovechar las vulnerabilidades de las LPWAN para acceder a la red de una ciudad. Una vez que los ciberdelincuentes tienen acceso a la red, podrían causar estragos inutilizando los sistemas críticos.
En las ciudades inteligentes, los ciberdelincuentes pueden manipular los datos de los sensores y provocar el pánico entre los residentes. Por ejemplo, podrían hacer creer que hay un derrame químico en la ciudad cuando no lo hay. Este tipo de incidente podría provocar el pánico y el caos generalizados.
La preocupación por la ciberseguridad aumenta a medida que las ciudades inteligentes se imponen. Uno de los principales problemas a los que se enfrentan los planificadores de las ciudades inteligentes es cómo mantener seguros los datos de los ciudadanos. Con tanta información recopilada y almacenada en bases de datos, aumenta el riesgo de que se produzcan violaciones de datos y ciberataques.
Si los ciberdelincuentes accedieran a estas bases de datos, podrían obtener información sensible sobre los individuos, como información personal identificable (PII), datos financieros y registros de salud. Esto podría dar lugar a diversos problemas, como el robo de identidad, el fraude financiero y los daños físicos.
Otro problema de privacidad está relacionado con el uso de cámaras de vigilancia. Aunque estas cámaras pueden contribuir a mejorar la seguridad pública, también plantean dudas sobre la cantidad de información que se recoge y quién tiene acceso a ella. También preocupa cómo pueden utilizarse estos datos en el futuro.
Los responsables de las ciudades pueden tomar varias medidas para mitigar los problemas de ciberseguridad y privacidad asociados a las ciudades inteligentes. Una de las cosas esenciales que pueden hacer las ciudades es crear una estrategia integral de ciberseguridad. Esta estrategia debe abordar los riesgos de ciberseguridad asociados a las aplicaciones y sistemas de las ciudades inteligentes.
Las ciudades también deberían considerar la aplicación de las tecnologías de mejora de la privacidad(PET). Las PET están diseñadas para proteger la intimidad de las personas, al tiempo que permiten recoger y utilizar los datos con fines legítimos. Un ejemplo de PET es la anonimización de datos, un proceso de transformación de los datos para que no puedan vincularse a una persona concreta.
Otra solución es cifrar los datos sensibles. El cifrado garantiza que, incluso si los datos se ven comprometidos, será difícil que los ciberdelincuentes los utilicen. Los responsables municipales también deberían considerar la posibilidad de aplicar medidas de control de acceso, como exigir a las personas que se autentifiquen antes de acceder a determinados datos.
Por último, las ciudades deben desarrollar políticas y procedimientos para gestionar las violaciones de datos y los incidentes de ciberseguridad. Estas políticas deben describir los pasos a seguir en caso de violación o incidente. También deben incluir procedimientos para notificar a las personas cuyos datos han sido comprometidos.
La pandemia de COVID-19 es una llamada de atención para las ciudades de todo el mundo. Es un recordatorio de que debemos estar preparados para futuras pandemias. Y ahí es donde entra en juego la planificación urbana inteligente.
Hay varias formas en que la planificación de las ciudades inteligentes podría ayudar a frenar la propagación de futuras pandemias. Una de ellas es el uso de datos y análisis para rastrear la propagación de enfermedades. Las autoridades municipales pueden utilizar esta información para identificar los puntos calientes y tomar medidas para contener el brote.
Los dirigentes de las ciudades también pueden utilizar la tecnología de las ciudades inteligentes para mejorar la comunicación entre los distintos organismos y organizaciones. La comunicación podría ayudar a coordinar los esfuerzos para contener la propagación de una pandemia.
Otra forma en que la planificación de las ciudades inteligentes puede ayudar es aumentando la transparencia. Esto podría implicar el intercambio de datos sobre la propagación de enfermedades con el público. La transparencia permitiría a los ciudadanos tomar decisiones informadas sobre su propia salud y seguridad.
La planificación de las ciudades inteligentes puede ayudar a frenar la propagación de pandemias mediante el rastreo de contactos. Se trata de utilizar los datos de las aplicaciones y sistemas de las ciudades inteligentes para identificar a las personas que han estado en contacto con alguien que ha contraído una enfermedad. A continuación, se puede notificar a estas personas y pedirles que se autoaíslen para evitar que la enfermedad se siga propagando.
Además de los problemas de ciberseguridad y privacidad, hay otros retos asociados a las ciudades inteligentes. Entre ellos:
Las ciudades inteligentes requieren una infraestructura física y de TI para apoyar sus operaciones. Esto incluye elementos como sensores, almacenamiento de datos y potencia informática. Desgraciadamente, muchas ciudades no disponen de la infraestructura necesaria para soportar una ciudad inteligente, lo que dificulta la implantación de aplicaciones y sistemas para ciudades inteligentes.
Una parte crucial de una ciudad inteligente es la capacidad de recoger y procesar datos. Los funcionarios de la ciudad pueden entonces analizar los datos para tomar mejores decisiones. Por desgracia, muchas ciudades no pueden procesar y analizar los datos de forma eficaz, por lo que no pueden aprovechar plenamente las ventajas de una ciudad inteligente.
Las ciudades inteligentes están directamente relacionadas con los ciclos políticos de las ciudades. Si el capital político expira antes de la finalización de un proyecto, la administración entrante examinará la iniciativa de la ciudad inteligente en curso, lo que provocará complejidad operativa y retrasos. Esto podría provocar una pérdida de interés en el proyecto y una disminución de la financiación.
No existen normas mundiales para las aplicaciones y sistemas de las ciudades inteligentes. Esto dificulta la interoperabilidad de las ciudades entre sí. También dificulta a los proveedores el desarrollo de productos que funcionen en diferentes entornos urbanos.
Aunque las ciudades inteligentes presentan varios retos, también hay soluciones potenciales. Entre ellas:
Los planificadores urbanos deben examinar los riesgos de seguridad desde la base para garantizar que las ciudades inteligentes se basen en la seguridad e incorporen medidas de seguridad en cada paso del desarrollo de la ciudad. En otras palabras, deben asegurarse de que el diseño de la infraestructura de la ciudad sea seguro. El pensamiento proactivo minimizará las vulnerabilidades una vez que la ciudad inteligente entre en pleno funcionamiento.
Los planificadores de ciudades inteligentes deben trabajar con expertos en ciberseguridad para identificar formas de reducir los problemas de privacidad. Además, deben desarrollar políticas y procedimientos para garantizar que los datos recogidos por los dispositivos de las ciudades inteligentes se utilicen de forma ética y responsable.
Una forma de superar la falta de normas para las aplicaciones y sistemas de las ciudades inteligentes es garantizar la interoperabilidad. Esto implica utilizar protocolos estándar y desarrollar soluciones de código abierto. Además, las ciudades deben colaborar para desarrollar normas que puedan utilizar todas las aplicaciones y sistemas de las ciudades inteligentes.
Las ciudades inteligentes se están convirtiendo en una realidad a medida que el mundo se urbaniza y se conecta cada vez más. Aunque las ciudades ofrecen muchos beneficios, también presentan varios retos, especialmente en el ámbito de la ciberseguridad y la privacidad. Sin embargo, los planificadores y funcionarios de las ciudades pueden superar estos retos cooperando de forma proactiva para crear ciudades más seguras y eficientes.
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